16.9.08

The Mean Kitty Song

Un cachondeo de vídeo... tendré que escucharlo cien veces para enterarme de todo, pero lo poco que he entendido era 100% verdad !!!

Además, ése es el tipo de minino que me encanta... ¡ayuda! estoy a punto de caer en la tentación y tener nuevo inquilino/s. Supongo que la mini-salamanquesa que encontré en el suelo del comedor anoche me inspiró (por decir algo). ¡Hasta pronto!

7.9.08

In my Place...

¡La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...!
Así estoy yo desde el miércoles pasado: sin poder creer el golpe de suerte que había recibido. Pero bueno, empecemos por el principio...
Creo que está bastante claro que tengo predilección por cierto grupo musical inglés: Coldplay. Hace poco dejé claro mi ánimo al perderme el concierto del 17 de junio, y mis pocas esperanzas de poder comprar entradas para el 6 de septiembre. Tardé en ponerme a comprarlas un par de días, y luego ya no encontré lo que buscaba... y luego se agotaron. Aún así, a medida que iban pasando los días el malestar conmigo misma iba aumentando considerablemente: no concebía que vinieran a Barcelona y me los perdiera. Aunque hubiera disfrutado como una enana tres años antes, no era posible que estuviera en su concierto, y encima de "Viva la Vida!", que me entusiasma. El miércoles la impaciencia, la mala leche, la anticipación y otros sentimientos mu' malos para el bienestar físico y mental se apoderaron de mí. Así pues, estando en la oficina e incapaz de trabajar en algo coherente, entré a la red de redes y busqué y rebusqué... pero era imposible: en la reventa el precio mínimo ya rondaba los 220€, algo inasequible para mi economía. Cerré la ventana con amargura y me puse con el planning, pero algo en mi cabecita no me dejaba tranquila, por lo que a los 10 minutos entré en la web del servicaixa, ya como último recurso.
Mi carcajada histérica resonó por el despacho (y es grande; suerte que mis dos compañeros no estaban): ahí estaban, las "100 últimas entradas para Coldplay", esperándome. Hice la compra tan rápido que el teclado echó humo y todo, y conseguí un buen sitio a un buen precio: 56 €, precio de salida. En serio, no podía creerlo, lo compartí con todo el mundo y contagié mi alegría a media fábrica...
Y así llegó el día de ayer; contenta pero un poco desubicada. No sabía bien el motivo por el que no me lo creía del todo, como si no fuera conmigo. Enfilamos la carretera Yolanda y yo y entonces el ánimo empezó a reflotar... hasta aparcar el coche, comprar un bocadillo cochambroso y dos coca-colas, esconder la cámara en el bolsillo y entrar, finalmente, sobre las 8 de la tarde al Palau Sant Jordi.
Una vez sentadas con el palau medio vacío ya empecé a creerlo: los dos horas siguientes iban a ser monumentales... El telonero pasó sin pena ni gloria (tocó bien, y es injusto, pero yo estaba como en una nube) y luego el pavellón se abarrotó antes de que apagaran las luces y sonara... ¡un vals!
Life in Technicholor puso las cosas en su sitio; no se les veía, pero se les intuía tras una enorme cortina oscura. Fue acabarse esa melodía perfecta para el inicio de un concierto y aparecieron ante nosotros, tan majetes ellos cuatro, rebosantes de energías y ganas de hacernos disfrutar con su espectáculo. Y así fue, sin duda alguna.

Llegó Violet Hill, y la emoción del inicio del concierto no me dejó disfrutarla al 100%. Es curioso como pagas para grada, pero te estás todo el concierto de pie, saltando, gritando y cantando. No se vive igual que allá abajo (menos intenso), pero es más cómodo sin lugar a dudas, y se escucha muchísimo mejor. No le vi el careto a ninguno en el escenario, pero poco importó: el espectáculo de la música en directo junto a las luces, la pantalla y las super-bombillas hicieron delicias para todos. Chris-mariditodelaPaltrow-Martin entonó las frases de rigor en un español casi perfecto con una ilusión bastante convincente y barboteó en inglés entre canción y canción, y luego siguió Clocks con su ritmo insistente y pegadizo. In My Place tuvo el honor de ser la primera más coreada, aunque el ritmo infernal que Martin tenía sobre el escenario empeoró su capacidad para cantar según qué trozos con cierta decencia musical. Aún así, eso son detalles que se vuelven minucias ante el derroche de entrega que mostraron. Una gozada, vamos. Speed of Sound, Cemeteries of London -quedó chapó en el concierto- y uno de los platos fuertes: Lovers in Japan, de lo mejorcito:
Luego llegó el turno de 42, que a pesar de volverse potente y marchosa me dejó un nosequé (tantas expectativas a veces no son buenas) y... Fix You. Otro momentazo; otra canción inolvidable, y más en un concierto. Strawberry Swing, que es una de las grandes canciones del nuevo álbum (¿y cuál no lo es?) quedó un poco floja: el ritmo no consiguió plasmarse en un directo tan apoteósico, pero luego llegó una sorpresa con ritmo de "dance mix": God put a smile upon your face (genial esta nueva versión), junto a Talk y The hardest part, tocadas por todo el grupo en la pasarela derecha del escenario:
Otro momentazo de disfrute conjunto, donde los coros de 18.000 personas tuvieron que atravesar las paredes pel Palau por necesidad: la mismísima Viva la Vida:
Creo que aquí ellos disfrutaron tanto o más que nosotros. Después del derroche vino Lost!, y finalmente el sorpresón de la velada: sin avisar desaparecieron del escenario, para reaparecer en la pista, corriendo por el lateral izquierdo, y luego provocar el delirio aposentándose en el pasillo de la esquina derecha entre todos nosotros (a unos metros, ¡ja!), para derretirnos con The Scientist y Death will never conquer. Vamos, un detallazo para los que estaban en la punta más miserable del concierto; algo que no todos hacen y por lo que se ganaron las simpatías de los más escépticos. A decir verdad, parecían niños haciendo una travesura; con guardaespaldas marcando el territorio, eso sí, que suicidas no son...




De nuevo en el escenario vino el turno de Politik (perfecto) y, creo, Death and all His Friends, la guinda del nuevo álbum y otra canción perfecta para un concierto. Ahí hicieron el típico "que nos vamos". No sé bien en qué punto Chris se "desmelenó" con el piano y tocó una melodía que no tiene nada que ver con ellos, pero por casualidad reconocí: es el leit-motiv de la banda sonora de El Velo Pintado (Gnossienne nº1 de Satie), pero la excentricidad le quedó perfecta; con tanto arte se le perdona todo al hombre. Pero volvieron, y la locura volvió a desatarse con Yellow (como la foto de arriba indica). Finalmente parece que sonó The escapist (yo ya no me acuerdo) y definitivamente llegó el final del final.


Me ha quedado un post enorme, creo, y me dejo gran parte de lo que quería expresar cuando lo empecé, pero aquí está mi capricho del 2008: vibrar con Coldplay en Barcelona. Inolvidable.