Empezar vacaciones en viernes... ¡qué maravilla!

Estoy feliz. Exultante. Es jueves y mañana no voy al trabajo. Es más: la fábrica estará cerrada, ¡vacaciones!

Parece que sí, que no ha habido cambios de última hora y hemos podido mantener el día 1 de agosto como primer día de vacaciones. Quiero creer que finalmente pudimos avanzarnos a los pedidos de los clientes y hacer una previsión mínimamente acertada, pero me huelo que esta "crisis" es más responsable de la tranquilidad con la que he cerrado el ordenador de la oficina (tres cuartos de hora más tarde) y he comprobado el contestador automático. Al fin y al cabo, da igual el motivo: me esperan tres semanas sin trabajo, ¡viva!

A decir verdad, tampoco me espera ningún viaje, ni ninguna noche en un hotel sin tener que molestarme por hacer la cama o el desayuno, o por pasarle la mopa al suelo... Me espera una mereth que promete mucho y que me renovará las pilas físicas, mentales y morales (las mereth siempre lo consiguen), alguna salidita de estas cortas, siestas, caminatas en el aire fresco de la mañana (¡ojalá!), tomar una clara en alguna terraza, películas, series, libros y éste teclado de ordenador, entre otras cosas. Del fregoteo a fondo mejor no hablar... Es igual: estoy cansada, sí, pero feliz.