15.4.05

Histeria 'in itinere'

Esto es cada vez peor. Parezco el pobre personaje de "Atrapado en el tiempo", castigada a revivir cada mañana la misma pesadilla. Hasta ahora controlaba la desesperación con grandes dosis de resignada paciencia, pero ayer la paciencia se agotó de repente, y hoy ya no me queda nada. Y es muy triste tener que ponerse histérica desde hoy hasta quién sabe cuándo a las 8 de la mañana, día tras día, con la salvedad de los fines de semana.

Mis mañanas son un "quiero y no puedo" desde que tengo memoria de adulta (a veeeer, es un decir... para que nos entendamos... xDDD). La idealizada Berúthiel se despierta a las 6,50 h. cada mañana, para el despertador y a continuación se levanta para empezar con tiempo y buen pie el nuevo día. Nada más lejos de la realidad. Berúthiel se levanta casi siempre después del tercer intento. Ni se atreve a mirar la hora, tan solo va como una sonámbula al lavabo, se viste y desayuna frugalmente (cuando puede...). Lo importante es hacer el bocata entre noticia y noticia del telediario matinal, mientras comprueba que esas noticias son exactamente las mismas de la noche anterior, palabra por palabra. Luego -o antes- la puerta se abre para dejar paso al padre, seguido por la gata. Fastidio. A Berúthiel le irrita tener que compartir la mañana de día laborable con alguien. Le gusta el silencio del nuevo día y la soledad de la cocina iluminada por el primer sol. Intentando que no se le note demasiado el malestar vuelve a la habitación, se pone el calzado, tira las sábanas hacia arriba y se va pitando. Empieza la acción.

Justo al arrancar el coche viene otra escena común. Al mirar el reloj me doy cuenta de que ¡es demasiado tarde! Imposible llegar a la hora al trabajo, y no es culpa de que el tiempo pase condendamente más deprisa por la mañana. Es, sencillamente, porque tendría que haberme levantado al primer intento. Mañana lo haré, de verdad. Salgo de Sallent y enfilo la C16 con doble carril. Inevitablemente tengo que acelerar más de lo que mi bolsillo querría, y justo cuando se acaba la autovía empieza la mala leche. El típico camión, justo donde ya no puedo adelantarlo. Primer embudo. Normalmente vuelvo a coger el buen ritmo pronto, justo para pasar por delante del parque de bomberos de Manresa y encontrarme con el segundo y Gran Embudo. De repente confluyen 3 carreteras en un solo carril, dirección Barcelona. Se ve de lejos. Es horrible. Y yo, claro está, tengo que cambiar de carril, por lo que soy buena conductora y me incorporo tan pronto como puedo. Podría adelantar trecho por la derecha, pero aún no sale de mí el ser tan fresca. Unos 10 minutos perdidos en un trecho de 2 minutos. El asunto sería molesto pero no agobiante si todo quedara ahí. Pero no. Queda el tercer embudo fantasma. Hago la curva del Piccadilly, adelantando a algún camión, como de costumbre, cuando veo ante mí las luces de freno y los cuatro intermitentes. ¡Nooooo! Y desde allí hasta llegar a Castellgalí donde, curiosamente, todos pasamos la señal de 50 km/hora a más de 80. Cada día, cada día, cada día la misma historia.

Bien, pues ayer hice el primer experimento: justo antes del primer embudo cogí la autopista y la dejé en Sant Fruitós de Bages. Primer error: en ese pueblo hay 3 semáforos sin posibilidad de atajo. Paso por delante de los bomberos y sin pensarlo evito el segundo embudo entrando en Manresa. La teoría de desviarme a la derecha en la primera intersección y avanzar alegremente libre de semáforos hasta dejar la ciudad por la Balconada se ve frustrada cuando la maldita calle de la derecha esta cortada por obras. Desvío, cruces, más semáforos... al llegar al trabajo sé que ha sido una equivocación, pero valía la pena intentarlo.

Esta mañana ideé el segundo experimento mientras abandonaba Sallent. Volver a entrar en Manresa, pero por la C25, pillar la avenida del Congost (sin molestas lucecitas rojas), la vieja carretera de Calaf y llegar derechita al inevitable tercer embudo. El asunto empieza a torcerse cuadno la primera salida de la vía rápida está colapsada. Me desvió un poco más allá por Sant Joan de Vilatorrada y listos. Pues va a ser que no. El único semáforo que pillo tarda una eternidad en darme esperanzas. Dejo atrás la Lemmerz y la Pirelli y... ¡Horror! La avenida del Congost está cortada por obras y tengo que volver atrás. ¡Arghhhh! Sufriendo mi primer amago de histeria cojo de nuevo la carretera, me desvío en Manresa, pillo todos los semáforos en rojo, como tiene que ser, vuelvo a coger la maldita carretera de siempre y me detengo para solidarizarme con el resto de pringados. Los cuatro intermitentes del Arosilla se han convertido en una señal de peligro.

Mi única solución es cambiar de emisora de radio para no tener que escuchar, encima, como el helicóptero del Racc sobrevuela los atascos de Barcelona. Como siempre, ellos son el ombligo del mundo... Y yo quiero gritar desde mi coche, porque la única solución es, como ya sé desde que empezó el problema matinal, levantarme al primer intento. Tan sencillo y tan extremadamente difícil.

Pd.: ¡Ah! Parece que Sete Gibernau no es tan pupitas... retiro lo dicho y espero con ansia Estoril.

4 Comments:

Blogger Sonia Moyano said...

A mi también me cuesta eso de levantarme al primer intento, mi padre lo sabe y por eso al segundo (o tercer intento) me dice: Sonia, son las 8:15, mentira... aun no llegan ni a las 8, pero ya estoy levantada, así que... a empezar el día.

12:19 p. m.  
Blogger Monty said...

Hola:

Aquí Monty hablando en nombre de Meliam.
No puede ponerte comentarios porque no es usuaria de Blogger, por eso te lo digo yo.

Te manda besos. :)

5:17 p. m.  
Blogger Mithrand said...

Sí... levantarse es lo peor que tendremos que hacer al cabo del día. Con lo cómodo que está uno bajo las sábanas, ese calorcico, ese contacto nebuloso con la realidad, ese "¡madre mía qué agusto que estoy aquí!".

No me cuesta mucho levantarme (aunque cada vez un poquito más), lo que más me cuesta es levantar a la persona que duerme conmigo, menudo lirón xDD

1:17 p. m.  
Blogger Berúthiel said...

¡eyyy! veo que mi mal es común, como ya lo imaginaba... aún así, gracias por dejar testimonio.

Pd: Hoy me levanté al segundo intento, y llegué puntual al trabajo! ¡hay esperanzas, aunque no sé por cuánto tiempo!

12:12 a. m.  

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