3.4.05

Mereth faer alagh

Hoy me propongo a escribir sobre algo que empezó hace más de una semana. La Mereth faer alagh (o Fiesta del Espíritu Impetuoso) se inició oficialmente el jueves 24 de marzo, pero se gestó mucho antes por Sorsha y Mithrand, que son unos artistazos en unir a treintaypico personas durante más de cuatro días, tenerlos ocupados durante todo ese tiempo con diversas actividades, y crear un clima inigualable de amistad y cachondeo, bajo el manto de la Tierra Media y Fantasía.

Esta mereth de semana santa tendría que haberse celebrado en el castillo de San Servando en Toledo, y así estuvo todo programado hasta que fue evidente que ese albergue nos estaba dando largas y que no era suficiente con una ubicación maravillosa para organizar una mereth "sin problemas". Con el tiempo justo se empezaron a buscar nuevas ubicaciones por la zona central de España, pues viene siendo común que nos juntemos personas de Andalucía, Madrid, Castilla, Asturias, Galicia y Catalunya. El Albergue de Talavera se convirtió en la mejor opción, y allí nos reencontramos viejos amigos y descubrimos a nuevos tolkiendilis, ansiosos por olvidarse por un tiempo de las preocupaciones diarias y disfrutar al 100 % de la compañía mutua. Así fue como ocurrió. Durante esos días fui más Berúthiel que nunca, y aunque tuve algunos ratos de bajón (aún no sé porqué, pero tendremos que dejarlo ahí) de repente me encontré la mañana del lunes 28 en el asiento delantero del coche de Elf-moon, llorando al ver como dejábamos atrás a los últimos merethianos hasta el próximo reencuentro.

Ya ha pasado un tiempo de eso, las preocupaciones y la falta de tiempo han regresado como pájaros de mal agüero, y yo sigo aquí, recordando los buenos momentos, las charlas, las risas, la falta de sueño, los cantos y la música... Imposible no hacer una crónica, ¿verdad? Pues aquí está:
'El frente barcelonés empezó la expedición merethiana cenando en un chino de Sant Feliu el miércoles 23. Asfaloth (o sea, el Peugeot 206 de Elf-moon) y Sombragrís (vamos, el Ford Focus de Sorsha) estaban cargados hasta los topes, mientras el pobre Arodsilla los observaba con una mezcla de alivio y envidia, pues en esta ocasión se iba a perder la excursión a tierras castellanas. Durante la cena fuimos cargando las pilas hassta ponernos en marcha y cubrir la primera fase del viaje, sin ninguna incidencia a mencionar hasta nuestra llegada a Santes Creus. La idea era dormir algo más que de costumbre antes de iniciar la marcha en la madrugada, pero la inevitable cola para el lavabo y la repartición de las camas nos llevó al borde de la medianoche. Borde que se traspasó cuando Sasskya dijo inocentemente: uys, creo que esto que hay entre mis sábanas es una araña muerta. La palabra prohibida. Yo, que estaba metida en la cama, empecé a notar miles de patitas delicadas recorriendo mi ropa, por lo que bajé los decibelios de mi grito tanto como pude, me levanté de un salto e inspeccioné las mantas al milímetro antes de apagar la luz, momento en que ya no tenía nada de sueño.
El horrible sonido del despertador nos golpeó a las 2,50 de la mañana, y entonces fuimos conscientes del frío que hacía y del sueño que teníamos. Nos tomamos la medicación oportuna (kilos de café y litros de chocolate), algunos nos pusimos el verde traje de guerra (o sea, la magnífica camiseta oficial de la mereth, ¿he dicho que es preciosa?) y abandonamos al fin el punto de partida. Había llovido. Era negra noche. El silencio imperaba, pero tanto Sombragrís como Asfaloth nos esperaban con impaciencia. Drixita y Sasskya se santiguaron al ver la especie de zulo en que se había convertido la parte de atrás del coche, y empezamos la marcha al son de Chemical Brothers mientras dos zapatillas perrunas nos sonreían desde el maletero del Ford Focus. ¡Talavera, allá vamos!
La Ap-2, por suerte, estaba desierta a aquellas horas de la noche. Hubo algún coche o camión ocasional, y también algún espejismo raro que pasó de carraca-sin-carné a camión, a coche y finalmente a furgoneta. Llovió. Hizo niebla. Bono cantó 'with or without you' con los coros de rigor, entre otras canciones. Volvió a llover mientras la niebla se hacía más densa. Se cruzaron llamadas a móvil a falta de los dichosos walkie-talkie. Nos pasamos la estupenda estación Rausan de Alfajarín (repleta de camiones pero, oye, que no la vimos a tiempo...) y al final nos detuvimos cuando empezaba a despuntar el día. Hubo ración de bocadillo sin tomate en el pan, 'coca-sin-chocolate' por gentileza de Sasskya y más litros de maravilloso café (¿He dicho lo bien que sabe el café a primerísima hora de la mañana, cuando sabes que te quedan unas 5 horas de carretera por delante, sin hablar de la tela de araña que es Madrid y sus rondas?). Al volver a ponernos en marcha la carretera ya estaba más cargadita, y Asfaloth tomó la delantera a ritmo del 'chamma-chamma' de Moulin Rouge. Llegados a ese punto nos encontramos los puertos de montaña, los molinos de viento, la divergencia de velocidad entre un gasoil y un gasolina pura raza y la desierta entrada de la R-2 antes de llegar a Guadalajara. ¡Autopista de pago, en Madrid! Ni que decir tiene que había muy pocos coches, por lo que el camino se aceleró un poco más, como si supiéramos lo que nos esperaba al abandonar la R-5. ¡Qué retención, por Eru! Mientras nuestro madrugón había pretendido romper la mala fama de los que siempre llegan los últimos, los 3 carriles llenos a rebosar de la A-5 nos demostraron cuán cierta es la ley de Túrin.
Avanzando a paso de tortuga entre novísimos BMW y antiguos mini supimos que Isil y Meliam estaban a punto de llegar a Talavera, y que los cuatro sevillanos habían llegado a la estación de tren, a la vez que las ocupantes de Asfaloth tuvimos una hilarante conversación vía sms con Eewak y MacFox llena de mentirijillas y buen rollete... Segovia... ¡ja!... Rueda pinchada... ¡jaja! Entre bromas, música y más dulces con chocolate nos encontramos con la salida hacia Talavera de la Reina-Cervera de los Montes. ¡Alegría! Aún no era mediodía, llevávamos tan sólo unas siete horas en la carretera y ¡no había ni rastro de Hornachuelos ni nada parecido! Fue dulce el momento en que vimos la palabra 'albergue', y más dulce aún la experiencia de aparcar el coche sin haberse perdido en todo el camino.
Después nos encontramos con Inanna, Panjin y Laurana Majere, que habían llegado hacía rato. El gafado Túrin continuaba dejando su rastro, pero en la próxima mereth llegaremos los primeros, ¡palabra de hobbit!
'Aquella noche no oyeron ruidos. Pero en sueños o fuera de los sueños, no hubiera podido decirlo, Frodo oyó un canto dulce que le rondaba la mente: una canción que parecía venir como una luz pálida del otro lado de una cortina de lluvia gris y que creciendo cambiaba el velo en cristal y plata, hasta que al fin el velo se abrió y un país lejano y verde apareció ante él a la luz de un rápido amanecer' Las Quebradas de los Túmulos, La Comunidad del Anillo, JRR Tolkien