9.4.05

Hasta el 2036...

Eso escuché el miércoles pasado de los labios del notario. Justo hace 3 días me dieron por fin las llaves del que pronto será mi hogar, pero también contraje una GRAN deuda que no se saldará hasta la primavera del 2036, a no ser que me toque la lotería.
Pues sí, allí estaba el notario, en su atestado despacho de grandes ventanales (no sé, me esperaba algo más serio, no tan informal). Un hombre que casi no se dignó a mirarme a la cara, que demostró una complicidad disgustante con el representante de La Caixa y el constructor, mientras que allí estaba yo, apoyada por mi hermano-avalador, escuchando jocosos comentarios que sólo entendían ellos y presenciando sus miradas cómplices. Por una vez me consideré conservadora, prefiriendo un poco más de seriedad y no tanta distensión entre los tres espabilados que se iban a llevar gran parte de mi salario desde ese momento hasta la nombrada fecha.
Bien, el Señor Notario cogió el borrador de la escritura (¡en catalán! una sorpresa...) y fue leyendo los puntos que creyó más oportunos, siendo corregido por los presentes, y tecleando los datos con ese arte "de los dos dedos" de los que no se han dignado a aprender mecanografía. Luego nos tocó firmar la escritura de compra-venta, la subrogación de hipoteca y la segunda hipoteca por la que necesitaba un avalador... bufff, demasiadas cosas para una sola mañana. Y luego vino el papeleo en la oficina de La Caixa, venga a firmar, que si ahora una propuesta de seguro para el piso, que si ahora un seguro de vida... ¡hasta tengo que hacerme una revisión médica! ¡Jajaja! Bueno, yo lo cojo por el lado positivo (nunca está de más eso de mirarse la salud...) pero era para reír, o para llorar.

Hoy es sábado. Me he levantado una hora más tarde de lo que inocentemente pretendía al irme a dormir (como todos los fines de semana), he ordenado el caos de mi actual habitación y he ido a donar sangre, que por lo que parece hace mucha falta por estos lares. Ahora toca recuperar fuerzas con la comida. Y luego... nunca hubiera dicho que iba a tener tantas ganas de limpiar. Pero es que estamos hablando de los 58 metros cuadrados que estaré pagando durante 30 laaaargos años. Barrer, limpiar, fregar, pintar... si los 400 gr. de sangre que me han quitado hoy no lo impiden, va a ser tarde de fregoteo. Y yo más feliz que unas pascuas.